martes, 29 de marzo de 2011

Conservación de los Bosques ante Desastres Nucleares


La importancia de la conservación de los bosques ante desastres nucleares. 2011 Año internacional de los bosques.




Este año, la Organización de Naciones Unidas, lo declaró como el Año Internacional de los Bosques, con el eslogan es “Celebrando los bosques para la gente". El día mundial de los bosques se celebra cada año, el 21 de marzo, seguido del día internacional del agua (el 22 de marzo), ambos estrechamente relacionados.

Basándonos en las estadísticas para México, la región boscosa para un periodo de 15 años, descendió en 549,000 has, un dato realmente sorprendente. Entre 1990 y 2000, perdimos 354,000 hectáreas de bosque, y entre 2000 y 2010, 195,000 hectáreas. Yo te pregunto, ¿cómo podemos estar perdiendo miles de hectáreas de bosque cuando conocemos a bombo y platillo la importancia de mantenerlos, cuidarlos, preservarlos para nuestro propio bienestar?. Bueno, no hay que irnos muy lejos si sabemos que en Nuevo León se consumen 6,000 toneladas de carbón mensualmente, directamente contribuyendo a la deforestación, sabiendo que de 100 kg de madera, apenas obtenemos 24 kg de carbón, obviando que uno de los principales problemas es la falta de manejo sostenible de los bosques y la amenaza de la urbanización en todo el área boscosa que rodea Monterrey y el Parque Nacional Cumbres de Monterrey.

Muchos datos, y más datos podrían llevarnos a explicar la deforestación en México y la pérdida de biodiversidad de los ecosistemas cada día más frágiles ante la actividad humana y los efectos del cambio climático. Es notable que en el área metropolitana de Monterrey, el ritmo de crecimiento de la ciudad en 2009 fue de 12 a 14 hectáreas diaria según datos presentados por el Dr. Mario Manzano en octubre de 2010 como parte de una reunión de educadores ambientales en Bustamante, N.L.

Sin embargo, uniendo hechos recientes, me gustaría contarles de la importancia de los bosques frente a eventos tan desastrosos como los accidentes de las centrales nucleares. Sabemos que los terremotos se van a intensificar por lo cual, tomar medidas a largo plazo como cuidar los bosques y aumentar su superficie no debería de estar fuera de las mentes de todos los ciudadanos, y menos de nuestros políticos.

Nos remontamos a 1985, accidentes nuclear de Chernobyl. Los bosques actuaron como barreras físicas para frenar las masas de aire en movimiento radioactivas. Gran parte de las partículas radiactivas que penetran en un bosque se depositan en él. En Chernobyl, los bosques absorbieron más del 80 por ciento de los radionúclidos derivados. Los ecosistemas forestales incorporan el material radiactivo en sus procesos biológicos, haciendo que circule dentro del sistema pasando de los árboles al mantillo forestal y del suelo a los árboles en ciclos anuales estables. Es importante resaltar que estos bosques deben de ser altamente controlados ya que no se puede consumir ningún producto que crezca o viva en él (frutos silvestres, carne de caza, hongos o la propia madera aserrada) ya que cualquiera de ellos tiene un alto nivel de radioactividad. Los animales se ven afectados por la radioactividad, disminuyendo sus defensas, contrayendo enfermedades, y siendo parte de la pirámide alimenticia. La función del ser humano es prestar mucha atención a estos bosques y darles un manejo adecuado y llevar un estricto control de la radiación.

Las partículas radioactivas van a estar circulando dentro del sistema actuando cada elemento natural como un filtro. Se requieren entre 30 y 50 años para conseguir niveles aceptables, y dependerá del estado de conservación del bosque, edad de la masa, plantas del ecosistema, etc. y del nivel de contaminación sufrido (nivel de radioactividad).

Durante varios años después del accidente la mayor parte del material radiactivo se situaba por encima del nivel del terreno. En los estudios realizados en el 2001, alrededor del 90 por ciento de la radiactividad había descendido hasta las capas de humus (mantillo del suelo), hojarasca, plantas herbáceas y tierra de superficie. Llegar a tener un buen funcionamiento del ecosistema para que los activos radioactivos lleguen a este manto de diversos elementos, es un proceso esencial para la limpieza del ecosistema.

Afortunadamente, en México tenemos dos centrales nucleares (ambas en Veracruz) mas es visión del Gobierno apostarle a la energía nuclear por su buen rendimiento. Accidentes como este, ocasionados por eventos meteorológicos extremos que van en aumento de frecuencia, cantidad e intensidad debido al calentamiento global, hace cuestionarnos si debemos o no estar a favor o en contra de las centrales. Mientras tanto, lo que sí es posible, es seguir conservando y reforestando las áreas deforestadas o degradas que nos previenen de tsunamis (como se demostró en India, donde las grandes masas forestales evitaron un mayor desastre del ocurrido) o por otro lado, absorben tanto el calor y las radiaciones de posibles accidentes nucleares.



Para Greenpeace, el principal enemigo de la organización ambientalista es la indiferencia, más que las grandes empresas que obtienen ganancias del medio ambiente.

Es por ello, que desde el Centro de SOStenibilidad, te invitamos a tomar acción, participar, denunciar, y sobre todo actuar: llenar las ciudades de árboles para bajar el calentamiento global, unirnos a reforestaciones en la sierra madre, en los parques de nuestras colonias, plantar árboles nativos de Nuevo León, son acciones al alcance de tu mano.

Termino con este comentario de Eduardo Rojas, Director General Adjunto de la FAO para Bosques.

"Lo que necesitamos durante el Año Internacional de los Bosques es poner énfasis en la conexión entre la gente y los bosques, y los beneficio que pueden devengarse cuando los bosques son gestionados por la población local en formas sostenibles e innovadoras". Yo añadiría, primero tenemos que tener bosques porque al ritmo que vamos de deforestación, no vamos a tener con qué “conectarnos”.

Ana Soriano Albert Centro de Sostenibilidad UDEM

miércoles, 23 de marzo de 2011

Boletin Creeser de Marzo

Te compartimos el Boletín del Mes de Marzo de Creeser, fundada por Fabiola Nahas (LED'82)

Escuela sin Violencia:
Cuenta con una nueva oficina operativa en la Colonia Fomerrey 110 en Monterrey, espacio proporcionado a través del municipio para crear un espacio de interacción más directa en la zona con una proyección a largo plazo para impactar en las escuelas y comunidades.

Escuela Sostenible, Baborigame, Chihuahua:
Vuelven al trabajo con los cóvenes con el proyecto que día a día se va adaptando y mejorando de acuerdo a las necesidades de la sierra. Cuenta con contenedores de separación de basura, para ubicar más claramente los espacios de asignación de residuos y así seguir educando en la separación de residuos y reciclado de la basura.


Niveles de Violencia

Lo que mas ha llamado mi atención durante el diplomado en Cultura de Paz (que se realiza en Creeser, ABP fundada por la ExaUDEM Fabiola Nahas (LED'82) y que es parte de Acento ExaUDEM), ha sido el tema de los “Niveles de Violencia”. Esta división me ha ayudado a entender desde donde puede iniciar un trabajo para promover una Cultura de Paz.

Los diferentes niveles de la violencia son: estructural, cultural y directa, siempre de la mano una de otra. Es decir si estamos en el nivel de plena expresión de la violencia ésta será debido a una reacción ante estructuras (violencia estructural), creencias y costumbres abusivas (violencia cultural).

Desde el inicio del tema fue muy revelador identificar estos niveles en las personas, pero lo que amplió mi perspectiva fue el entender que esos tres niveles de violencia existen también en las ciudades y en la forma en que están constituidas.

Hablaré del ejemplo del uso de los vehículos motorizados como única forma de movilidad.

Culturalmente, por creencia y costumbre, hemos validado a los automóviles como las máquinas que mueven nuestra vida, se han convertido en dueños de nuestros traslados, de nuestro comportamiento, de nuestro tiempo y de nuestro dinero. Nos sentimos a fines a su carrocería, a sus colores y formas hasta ser considerado como un artefacto que satisface nuestras necesidades de pertenencia y la movilidad queda en segundo plano. Construimos las ciudades e inmediatamente se le da su lugar, darle espacio al automóvil sigue siendo símbolo de progreso y de campaña política, ¡entre más carreteras mejores ciudades! Esta forma de organización nos refleja cifras alarmantes como la presentada por la Organización Mundial de la Salud en el 2008, donde indica que la primera causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años es por accidentes en automóvil o las más recientes estadísticas que tienen a México en los primeros lugares de enfermedades causadas por el sedentarismo y la mala alimentación.

Identificamos en este ejemplo la expresión de la violencia directa, con los datos que arroja el estudio de la OMS, también la legitimación cultural de los ciudadanos/as con el uso desmedido del coche y la desacreditación de actividades, como caminar y andar en bici. Todo esto alimentado por una estructura que no favorece otras formas de movilidad urbana.
Así, la violencia puede ser alimentada desde la estructura de las ciudades y hacer la diferencia entre pasar horas estresados en el tráfico con ruido y calor, y tener prácticas sustentables que permitan trasladarnos de manera rápida, segura y sin afectar el entorno.

Cambiar nuestros hábitos de movilidad utilizando alternativas que nos acerquen a las personas, cambiar a medios más sustentables y participar en las decisiones de proyectos municipales y de gobiernos cambiará la expresión de la violencia por la expresión de la Paz.

Muévete en bici y camina, haz ejercicio mientras llegas a tu destino, experimenta la sensación de libertad en movimiento, toma un transporte colectivo y lee un libro mientras llegas a tu destino. Cambia tus prácticas hacia una Cultura de Paz.

Miguel Villarreal (LAE'05)
Biciernegas es parte de Acento ExaUDEM
Coordinador del Taller de Formación Social en la Universidad de Monterrey
www.biciernagas.blogspot.com